domingo, 30 de diciembre de 2012

Sobre la Historia

La Historia jamás ha sido imparcial, ésto es algo que deberíamos tener claro todos.
La Historia normalmente la escriben los que ganan, y obviamente los cronistas de las diferentes épocas, lo mismo que los periodistas de ahora, trataban de tener contento al Rey, que en aquella época es lo que vendría a ser el presidente del grupo editorial para el que se trabaja.
Los hechos se magnifican para mayor gloria del vencedor, y otros se minimizan o se exageran crueldades para mayor vergüenza del derrotado u opositor.
Las interpretaciones o extractos de la Historia que se hacen actualmente para justificar, ya sea la unidad de un territorio, o la voluntad de separarse de otro, son interesadas. Se podría decir que los historiadores de uno y otro lado, más que historiadores o investigadores de una realidad pasada, son más bien un equipo de ingenieros y zapadores, dedicados a cavar zanjas y canales para llevar el agua a su molino, sin importarles en absoluto el cortar, cercenar o sesgar determinados hechos. Para ellos y quien les paga, todo vale con tal de demostrar que la Historia les da la razón. No importa elevar a la categoría de hecho crucial e importantísimo algo que en los días de hoy ni siquiera merecería un breve en ningún periódico, da igual, va en favor de lo que quiero decir, y debe ser tomado como dogma de fe para demostrar que los otros son muy malos y mentirosos.
Se verá que he escrito la palabra Historia con mayúscula, y para mí, así es es algo mayúsculo, pero viendo lo que estoy viendo y leyendo estos días, me temo que tendría que usar un tipo de letra que casi lo haría invisible a los ojos.
De todas maneras, va bien beber de fuentes divergentes a la hora de informarse, y por supuesto, nunca tratar como un hecho una opinión, y saber que no por martillear más o gritar mucho se tiene razón.