Estamos en Semana Santa.
Menuda obviedad. Todo el que tenga calendario hace días que lo
sabe.
Son fechas que antaño eran de recogimiento y ayuno, y ahora son de
vacaciones.
Me resulta curioso ver la devoción de la gente por la imagen de un
Cristo o una virgen.
Estéticamente encuentro la imaginería bellísima, y todo lo que
rodea a las procesiones me resulta atractivo, ya sea el ruido de los tambores
de la Turbas en Cuenca, los gritos de “Guapa!” a la Macarena o la Esperanza de
Triana en Sevilla, el silencio que rodea las procesiones en Zamora antes del
canto del Miserere, o la marcialidad de la legión con el Cristo de la Buena
Muerte en Málaga. Sin olvidar las tallas de Salcillo en Murcia o las de
Berruguete en Valladolid.
Lo que se escapa a mi entendimiento es los sacrificios de la gente
por una promesa, ir de rodillas, o incluso, cuando hacía de soldado, ver gente
que abandonaba su puesto de guardia sólo porque le había prometido al santo de
su cofradía que saldría de costalero.
Lo respeto, por supuesto, y lo intento entender, pero no puedo.
Otra cosa de la Semana Santa es la gastronomía
Recuerdo que el día de Viernes Santo, cuando vivía mi abuela,
invariablemente uno de los dos acababa enfadado, o ella porque yo me saltaba el
ayuno y por supuesto además de hacer una sola ingesta, procuraba que hubiera
carne, o me enfadaba yo porque ella salía ganando y me tenía que mantener con
un plato de arroz blanco y una tortilla francesa.
Ah, es que no me gusta el bacalao (soy raro, lo sé y no me
importa) y la cocina de Viernes Santo, el bacalao es la estrella, ya sea en el
Ajoarriero, el típico potaje de espinacas y garbanzos con bacalao, o los huevos
verdes.
¿Qué qué son los huevos verdes?
Marchando la receta que he encontrado por ahí
12 HUEVOS
2 HUEVOS MÁS PARA LA MEZCLA
500 GRS DE BACALAO
HARINA PARA REBOZAR
SAL
PIMENTÓN
PEREJIL
2 AJOS
PREPARACIÓN
Se cuecen los huevos, de pelan y se parten
por la mitad longitudinalmente y se sacan las yemas.
Se pican los ajos en el mortero y se
reservan
En un bol se mezclan las yemas cocidas con
el perejil, los ajos picados, el pimentón, los dos huevos y el bacalao ( si es
desalado añadir un poco de sal).
Una vez mezclado se rellenan los huevos
reservando una parte de la mezcla para elaborar la salsa.
Los huevos rellenos se pasan por harina y
se fríen en una sartén con abundante aceite.
Cuando estén todos fritos, se meten en una
olla y se reservan.
En la misma sartén, se añade la mezcla
previamente reservada, pimentón dulce, y dos vasos de agua, se remueve y se
deja hervir un poco, añadiéndolo a la olla con los huevos. Se deja hervir unos
diez minutos y listo.
Claro está, que yo prefiero las torrijas y
la mona de chocolate, o una buena caldereta de cordero, o un cordero al horno,
o para simplificar, chicha.